Dulces Sueños

Mi amiga me dijo que quería que le hiciera un dream catcher para espantar las pesadillas. Yo le sugerí que mejor fuera a mi casa y lo hiciera ella conmigo. Tenía dos dream catcher sin terminar (solo la parte de arriba) que había encontrado en una tienda de antigüedades hace algún tiempo. Era el proyecto perfecto para pasar una tarde de domingo entre encajes, cintas, beads, y sobre todo creando con excelente compañía.

Invité a otra amiga y su hija que también tenían ganas de inventar. La primera hizo un centro de mesa espectacular con corchos, una pieza de conversación. La segunda hizo pulseras bien coloridas y ayudó a su mamá en el proceso de crear su obra maestra (perdón que no tengo foto de eso). Una linda chica de ocho años (hija de un amigo) se animó a hacer collares y pulseras y hasta caracoles usó para sus accesorios.

Pasamos una tarde crafty, riendo, comiendo… (preparamos guacamole hecho en molcajete, açai bowls, no sigo que me da hambre).

No sé si el dream catcher elimine las pesadillas, pero pasar un rato agradable creando con amigos, entre encajes y cintas hace que cualquiera tenga dulces sueños.