Dicen que la primera impresión es la que cuenta. Pero yo si creo en las segundas oportunidades… El hecho es que no fue hasta hoy que el recibidor de mi casa vino a estar como quién dice, “terminado”. Estuvo por meses sin nada de decoración. Solo una base de una antigua máquina de coser sin tope ni nada. Pero ya parece la entrada de un hogar.
Esto es lo primero que ves cuando abres la puerta. En las mañanas entra la luz directa desde un cristal que hay en la puerta y otro arriba de la puerta. Todavía a la hora que tomé las fotos para esta entrada se ve el reflejo de la luz en la parte inferior derecha del cuadro. El mensaje fue algo que se me ocurrió cuando ya había pintado par de capas del canvas. Pensé escribirlo en español, pero era muy largo. Cuando entro a mi casa me gusta recordar que el amor y el arte están presentes en este espacio en el que habito con mis dos compañeros de batallas y un sato celoso que nunca ha dejado de ser puppy.
La primera capa. No se piensa mucho y no se cubre completo. Solo uso poca pintura y matizo con blanco. Cuando la brocha está seca, cambio de color.
Me gusta que se vean los trazos de la brocha.
El chorreado de pintura (dripping) y los splatters es algo que me fascina hacer. Nunca puedes precisar como va a quedar, pues es algo espontáneo.
Aquí el canvas final luego de hacer los garabatos. De todo un poco, acrílico, oil pastels, pintura en spray, sharpie. Lo difícil es parar porque quiero seguir añadiéndole más y más capas.
Ahora la historia de este tesoro encontrado. Esta base de una antigua máquina de coser la encontré en un pulguero (en Aguada para ser más precisos). Los mejores $20 dólares invertidos… esto luego de regatear un poco el precio. Estaba en excelentes condiciones y desde que la vi me enamoré. Recuerdo que la compré y le pedí a la vendedora que la guardara hasta que terminara de recorrer el lugar. Cuando llegó el momento de cargarla fue una odisea. ¡Es bien pesada! Pero no importaba que tuviera que tomar un respiro cada cinco pasos, yo sabía que iba a vestir con elegancia y nostalgia un rincón de mi hogar.
Una mirada de cerca. Se removió la pintura vieja y se pintó de rojo pasión. Se le pusieron ruedas nuevas para hacer más fácil la tarea de moverla. Estuve por mucho tiempo buscando en diferentes pulgueros y sitios de antigüedades un tope en cristal y no lo encontré. Me decidí por ordenar uno y confieso que el tamaño quedó más grande que lo visualizado. Aún así no deja de encantarme.
Un florero, unos cuantos libros y el album de fotos del 2015 son los ocupantes de la mesa que es tema de conversación de los que visitan.
Las flores me las regaló la primavera. Tengo la bendición de tener estas bellezas y otras rojas y amarillas floreciendo en mi patio. Por si no te habías dado cuenta, el florero es una botella de ron Bacardi. Mi cuñado las corta, al igual que las botellas de cerveza en cristal. Estaba buscando un lugar donde lucir tan peculiar florero y creo encontré en la mesa el sitio perfecto.
Puedes hacer tú el arte, con tu estilo y tus colores favoritos. No tienes que invertir en muebles costosos o adornos caros para causar una agradable impresión de tu hogar. Al menos para mi, lo importante es que “LOVE AND ART HAPPEN HERE”.
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