Desde mi taller

Este alfiletero regalo de mi gran amiga Jacky me recuerda el cariño que transmite todo aquello que es hecho a mano. Mi taller es el lugar para precisamente crear con mis manos e impregnar con ese sentimiento de cariño todo lo que aquí se realiza. Hace aproximadamente un año hablé sobre mi taller en esta entrada. Pero introduce una mudanza y muchos cambios y el resultado es otra cosa.

Esto es lo primero que ves cuando entras. Hablé sobre el muro de inspiración (moodboard) en esta entrada.

Este cuarto es más pequeño que el anterior y el closet tiene mucho menos espacio. Cuando llegó la mudanza acomodé las cosas como pude. Estaba deseosa de empezar a trabajar y no le di mayor importancia a como se veía el lugar ni si era práctico. Pero entonces llegó un enorme deseo de transformar este sitio… y una gran revelación.

En los días que estuve de visita en Charlotte tuve la oportunidad de visitar IKEA. Allí pude caminar por el inmenso showroom y ver par de ideas de muebles que añadirían funcionalidad a un precio razonable. Salí mega inspirada, con el entusiasmo que dan los nuevos proyectos. Tomé fotos de lo que me gustaba. Me senté con esa información, las medidas y el presupuesto para diseñar este espacio con la idea de que fuera lindo, me hiciera sentir a gusto y fuera cómodo trabajar en él.

Este carrito me fascina. Todo está accesible. Aquí tengo las herramientas que uso con más frecuencia y la flexibilidad de poder moverlo lo hace más práctico todavía. Viene en varios colores, pero este azul medio retro fue la opción ganadora.

La gran revelación… es que realicé que soy “hoarder” de materiales para hacer manualidades. Sí, guardo todo y no quiero botar nada que me haya sobrado. Renuevo con regularidad mi closet de ropa, los gabinetes de cocina y el baño y hasta los juguetes del chico. Pero cuando se trata de mis materiales/herramientas crafty ¡No! Tuve que hacer un alto y por par de semanas estuve limpiando y organizando. Sacando aquello que ya no uso o no me gusta. ¿Lo más difícil? Callar la vocecita que me susurraba en el oído, “eso lo puedes necesitar/usar en un futuro”…

Estos muebles son en realidad gaveteros de niños. Fueron los que tan pronto vi me dieron la idea de transformar el cuarto. Las gavetas son super cómodas, aunque confieso que creo que no aguantan mucho peso. Pero nada de lo que está ahí es muy pesado.

La llamo la estación de pintura. En realidad es un gabinete para acomodar juguetes. La pintura está organizada por color… no lo puedo evitar. Presiento que no tardará mucho en tener las tonalidades del delantal que cuelga.

Ya lo viste ordenado. Me toca ahora hacer los regueros. En la mañana el sol entra directo por esta ventana y tengo que cerrar las cortinas. Luego en las tardes las abro… y me distraigo con todo el que pasa en la calle caminando, corriendo o entregando paquetes. No tienen idea de que estoy impregnando con cariño objetos hechos a mano.