De eso estoy segura. Confieso que tuve mis dudas sobre escribir esta entrada. Pero sobre todos los debates internos que pudiera tener, ganó el deseo de contar mi experiencia sobre como el arte sana y así poder llevar a otros esta gran verdad.
Todo comenzó hace dos años como parte de una actividad que realizara con mi antiguo patrono en lo que se conoce como el Día de Hacer la Diferencia. La idea era llevar alegría y compartir un rato agradable con los pacientes de la unidad oncológica del Hospital de Niños San Jorge. Mis compañeros llevarían juguetes, cómics, etc., y yo estaría a cargo de dar un taller de manualidades a los pacientes internados. La experiencia fue increíble. Sencillamente me enamoró poder servir de esta forma. Eso también marcó el comienzo de una gran amistad con Christian (Director del Programa Educativo) y Elismarie (Coordinadora del Programa de Voluntarios) de la Fundación de Niños San Jorge. A ambos les gusta inventar, tienen una energía contagiosa, y con Elismarie me une la pasión por el scrapbooking.