Aún estoy adaptándome al nuevo ambiente. En esas ando y también reflexionando sobre el lugar que fue mi hogar por los últimos dieciséis años. A Caguas, La Ciudad Criolla llegué en el verano del ’99. Fue donde compré mi primera residencia, la casa donde nació mi hijo y viví momentos muy especiales. He sido testigo de muchos cambios en este pueblo de continuo crecimiento. La foto anterior es un mosaico en honor a hombres y mujeres de la raza negra que han sido figuras ilustres de Puerto Rico. Este mosaico no estaba cuando me fui a vivir a allí. Pero como queda cerca de mi casa, pasaba por ahí todos los días y fui testigo de la transformación. Pasó a ser de una esquina sin mayores atributos, hasta convertirse en esta mega obra que tanto admiro y me ponía de buen humor cuando pasaba por allí. En el mismo lugar hay otras creaciones que hacen homenaje a nuestra herencia africana.
Vivencias
Agosto fue intenso. Mes de cumpleaños, muchos cumpleaños. Aniversario, mudanza, regreso a la escuela, sequía, tormenta, despedidas y mil otros asuntos más. Aquí vengo a hablar de una despedida muy especial que me hicieron este corillo de amigas que nos une la pasión por crear con papel y que usualmente nos reuníamos a intercambiar ATC’s una vez al mes. De eso hablé hace algún tiempo en esta entrada. Esta despedida sorpresa tenía como tema a alguien que admiro mucho, Frida Kahlo.
Recientemente estaba leyendo el prólogo de un libro, de esos que llevan largo tiempo en el estante y no había ni mirado. Encontré un mensaje que parecería que estuviera escrito para mí en este preciso momento que estoy viviendo. ¿Casualidad? No sé. Pero muchas veces tropiezo con palabras de otros, bien sea en una canción, el diálogo de una película, el status de Facebook de alguien… etc., algo que me habla directo a mí. ¿No te ha pasado lo mismo?
No están todas en la foto, en total éramos trece. Trece mujeres que pasamos un sábado entre relatos, naturaleza, y creando una obra que es bautizada como Alfombra Mujer. Esta idea de Gloribel Delgado Esquilín busca crear una alfombra de trece pies de diámetro y como bien dijera ella al principio del junte, es una pieza de celebración. En ella dejamos correr nuestra imaginación pintando, cosiendo, bordando, dibujando, escribiendo… haciendo honor a las mujeres de ayer y de hoy que nos han inspirado.
Había una vez un cuarto que se supone sirviera para varios propósitos. Era oficina, pues allí estaban la computadora, impresora y archivos de los documentos de la familia. También tenía un sofá/futón, y eso lo convertía en cuarto de huéspedes por si en algún momento un familiar decidiera pasar la noche. De paso tenía una mesa y algunas tablillas con beads y otros materiales de diferentes hobbies, para cuando la dueña de la casa en su tiempo libre quisiera inventar, tuviera una esquina en la que podía hacer regueros sin igual…. sonó poético, ¿verdad?